lunes, 28 de enero de 2013

58.

Vuelvo con una receta para curar el alma y espantar al monstruo que nos susurra cosas feas al oído las mañanas de domingo. Si al dolor físico le sumas el de espíritu, te espera un día glorioso. Con suerte lo puedes ver pasar desde el sofá, a ritmo de sitcom de a duro, e ignorarle de mala manera. Yo recomiendo meterse entre pecho y espalda algo de lo que luego te vayas arrepentir, porque, un domingo por la mañana, la lista a la que eso va a ir es tan larga que ni lo vas a notar. Al fin y al cabo, saltarme una dieta que nunca empecé tampoco es tan terrible.



jueves, 24 de enero de 2013

57.

Reflexiones sobre el matrimonio. Destilación de una conversación grabada a las 02.58 am en un bar de Madrid

I: He estando pensando en lo que hablamos el otro día tiradas en tu sofá...
E: Lo de tu alergia al compromiso.
I: No te rías. Es en serio, y me preocupa. He pensado que la mejor forma de curarme... Curarme suena fatal, ¿no? Tampoco es que esté enferma...
E: No, pero eres muy pesada.
I: Da igual. Que la mejor forma de asentar cabeza y ser una mejor persona, para por fin saber dónde me voy a despertar cada día, es casarme.
E: …
I: Sí. Por la Iglesia. Como Dios manda. El hecho de no creer ni en Dios ni en el matrimonio no tiene nada que ver. Lo importante son los hechos, las acciones, las cosas que cuentan. Las tradiciones y liturgias ancestrales... No puedo dar la espalda a más de mil años de herencia judeocristiana. ¿Crees que soy una cínica?
E: Un poco.
I: Yo también, un poco. Pero también es consecuente.
E: ¿Y con quién te vas a casar?
I: ¿Crees que me podría casar conmigo misma?


jueves, 17 de enero de 2013

56. Lidia ya no ama a Giovanni

Estoy de mudanza, y parece que va para largo. He tenido que dejar mi piso casi de la noche a la mañana y me he refugiado en casa de una amiga. Una buena amiga que me va a soportar hasta que encuentre otro sitio, y puede que se alargue. Al parecer, a los caseros también les quitan los pisos. Entonces te lo quitan ellos a ti.

La otra noche nos acurrucamos en el sofá y vimos una película. Reconozco que hacía tiempo que no lo hacía con una amiga y que, si volver a compartir piso no acaba conmigo, puede que hasta me siente bien. Vimos 'La noche' de M. Antonioni. No la había visto. Ya me había fascinado 'La aventura' y ahora esta me ha desgarrado un poquito más. Al terminarla nos quedamos un rato en silencio y luego discutimos durante un rato sobre por qué Lidia ya no ama a Giovanni. Luego hablamos de nuestros trabajo (este, el que nos gusta, no el otro) y del audiovisual y terminó por retarme a hacer algo en vídeo. Nunca lo he hecho, me llama la atención, pero me asusta. Así que he hecho mi primera chapuza con vídeo, aunque el resultado no se corresponde con el tiempo que me ha llevado. Es lo que es, siendo la primera vez que me siento a hacer esto, pero ya le tengo cariño.

Seguro que acabo haciendo más, pero cuando aprenda. Ahora, que responda mi amiga (por cierto, podéis ver su precioso blog aquí).



lunes, 14 de enero de 2013

55. Paradojas, adverbios y despropósitos



El nuevo año me ha recibido con un frío polar y unas cortas pero agradecidas vacaciones. Siempre es doloroso volver a la rutina cuando se ha descansado, aunque sea mentira, creo que nadie descansa en vacaciones. A veces pienso que estoy abocada a la fatiga, una cabeza que no para, un cuerpo que corre hasta cuando está tumbado. Después de estas vacaciones me ha costado especialmente volver a la rutina, al mundo real -otra mentira más, que tu vida de verdad, la que realmente importa, sea esa que no quieres vivir, que el resto, lo que hace que por fin te levantes por la mañana, no sea más que un accesorio; y mientras escribo estas líneas pienso de pronto en el pobre Bartleby-, y paradójicamente me siento más activa que nunca. Tengo ganas de hacerlo todo a la vez, y vivo con la sensación de que llego a todas partes corriendo, y ya me tengo que ir de nuevo, y tendría que parar a coger aire, pero... no... tengo... tiempo, porque lo quiero todo a la vez. Y vuelve la paradoja, porque la sensación aparece en mitad de un desierto creativo. Me persigue una hoja en blanco, un lienzo de photoshop a cuadritos. Esto es lo más largo que escribo desde que mi inspiración se reduce al haiku ('Ya no funciona/porque cada día lo/entiendo mejor.' garabateé ayer, sin mucha gracia) y ha salido a borbotones, he escrito tres adverbios terminados en 'mente', subiendo de once a catorce el total desde el principio de los tiempos en Le Complot (sí, los he contado, porque me pongo trabas absurdas al escribir y soy así de neurótica) y he repetido una palabra tan blanda como 'sensación' en menos de cuatro líneas. Y aún así, a pesar de todo, he decidido publicar hoy, porque quizá esto sea un propósito de año nuevo encubierto, a pesar de que no creo en ellos; porque tengo ganas de seguir hacia delante y no parar, aunque la 'vida real' se empeñe en impedirlo.